Unidad 4. Evaluación. Rúbrica y línea del tiempo.

En esta cuarta semana el trabajo ha sido de reflexión sobre las prácticas evaluadoras, que obliga a echar la vista atrás y recordar lo desagradables que nos podían resultar cuando éramos alumnos los exámenes, las pruebas, incluso a veces los trabajos en grupo, porque no solían estar supervisados y al final lo que contaba era el resultado final para, cómo no, calificarlo y poco más.

En esta semana he aprendido (o mejor, estoy empezando a aprender), lo que es una evaluación dinámica y, una vez más, la importancia de realizar todo un trabajo previo de reflexión y programación antes del trabajo en el aula.

Siendo un proyecto muy modesto, que como ya he comentado en entradas anteriores estaría contextualizado en el escenario que he vivido como docente en prácticas, con unas prácticas educativas ancladas en la clase magistral, se pretendería una primera toma de contacto con metodología ABP con alumnos que no están habituados al trabajo cooperativo (ni yo como docente), por lo que los objetivos del proyecto, además del de conseguir su producto final y difusión tras el trabajo en fases previas, está muy orientado a que conozcan esa otra forma de vivir la experiencia de aula y a que trabajen colaborativamente, dentro y fuera de clase, para lo que se realiza una labor de introducción también de las TIC.

Por ello la estrategia de evaluación está muy relacionada con esos objetivos del proyecto en donde prima más la interactuación de los alumnos, con sus respectivos grupos y con todos sus compañeros y se incide en las relaciones interpersonales mediante las actividades programadas (debate, exposición oral y escrita) e intrapersonales (autoevaluación y coevaluación).

Estos objetivos han tratado de ser plasmados en la rúbrica que se ha elaborado y que sería facilitada a los alumnos para que conozcan cómo se va a evaluar y en qué se basa la observación y recogida de datos:

http://issuu.com/mercedes374/docs/r__brica_proyecto_pdf

 O, si lo prefieres, pudes descargarla directamente: Rúbrica proyecto

Asimismo, en la línea de tiempo se ha hecho una descripción-resumen de la secuenciación del proyecto, en la  que se indica los momentos en los que se recogerán estos datos:

http://www.timetoast.com/timelines/proyecto-abp

Esta unidad no ha podido ser consensuada previamente con socios, por lo que no cuenta con una revisión previa para detectar todos las mejoras que se puedan hacer. Como siempre, son bienvenidos cuantas sugerencias y comentarios queráis realizar.

Unidad 4. Reflexión sobre las prácticas de evaluación

Afronto esta cuarta semana de MOOC ABP con mayor incertidumbre aún que las anteriores, en las que esperaba el asunto de la evaluación. Delicado e importante asunto ya que creo que a nadie se le escapa que en cualquier campo profesional es imprescindible una fase de análisis tanto del proceso como de los resultados para detectar los aspectos a mejorar.

Decía que asumo con mayor incertidumbre esta semana ya que al no ser aún docente activo mi experiencia se circunscribe al periodo de prácticas del Máster de Formación del Profesorado y el contexto del centro en el que se desarrollaron, imbuido en una cultura tradicional: clase magistral-actividades de reproducción-examen-calificación.

En este escenario los alumnos consideran, porque así se ha hecho a lo largo de su vida escolar, que evaluar es calificar, asignar un guarismo a su producción, que es medida casi en su totalidad en un examen trimestral. Y los profesores también.

No conforme con esos procedimientos he tratado de aportar cierta innovación y buscado la implicación de los estudiantes, para que se sintieran más partícipes de lo que sucede en clase. Como no conocía aún la metodología ABP consideraba que una forma de aproximar los contenidos a la realidad del alumno era a través de estudios de caso, para dar la oportunidad de que trabajaran en grupos y desarrollaran sus competencias básicas en un escenario de aprendizaje activo y cooperativo, aportando a esos trabajos un peso específico en su calificación final que había de pasar, ineludiblemente y por exigencias de programación, por una prueba escrita.

Como herramientas de evaluación entiendo que los cuestionarios de autoevalución son fundamentales, así que los incluí, anónimos, para que los alumnos se expresaran con total libertad, y también de evaluación al docente, así como de un cuestionario de autoevaluación para la propia práctica docente. Lo que no he utilizado han sido herramientas para la coevaluación, que ahora veo que ofrecen importantes pistas del proceso.

De esta forma he tratado de incidir más en aspectos del proceso de aprendizaje-enseñanza que en la mera repetición de conceptos, para valorar con la mayor objetividad posible, basada en evidencias, si se desarrollan habilidades y competencias básicas. No obstante he podido comprobar lo delicada que es esta fase y sus obstáculos que entre otros han sido la propia inexperiencia, las dificultades para romper con inercias, la preocupación casi obsesiva que se ha inculcado a los estudiantes por la nota numérica, la cantidad de alumnos por clase y de grupos a cargo de cada profesor (en 3º ESO ciento diez alumnos), que hacen muy difícil la aplicación de rúbricas, la observación del alumnado, individualmente y por grupo de trabajo y, en suma, la introducción de nuevas prácticas educativas con las que el resto de docentes habrían de estar implicados pero que, en mi escasa experiencia, he constatado que era sido así.

En el contexto vivido prima la insularidad en la práctica de cada docente. En el dpto. de la asignatura se consensua si el temario se sigue al ritmo previsto, y las evaluaciones consisten en exámenes trimestrales porque no da tiempo a más. Las sesiones de evaluación trimestrales son una puesta en común para comentar si el progreso es adecuado, según la programación (y en lo que se refiere al avance de los contenidos porque de las competencias básicas ni se habla), y para comentar el caso concreto que pueda darse de algún alumno, pero no se debaten nuevas formas de evaluar, con nuevas metodologías e implicación e integración de todos los profesores independientemente de su asignatura. Por supuesto, los padres no intervienen en este proceso, pero tampoco parece que hayan expresado su deseo de hacerlo.

Como conclusión, aunque daría para bastantes entradas, asumo que mi incipiente práctica evaluadora (y docente) fue totalmente mejorable y se centró más en el momento final que en el proceso. Error. Grave error. Las rúbricas elaboradas no pudieron ser utilizadas por falta de tiempo por lo que no cumplieron su función. Y, al ser un periodo de prácticas, las carencias detectadas no pudieron ser subsanadas en una labor docente posterior, por lo que la fase fundamental de propuesta de mejora y su puesta en práctica no ha sido realizada.

Soy consciente de que la evaluación es un elemento crucial para el proceso de aprendizaje-enseñanza, por lo que, aunque de forma inmediata no lo pueda poner en práctica y como de una reflexión se trata, al menos puedo afirmar que sí he interiorizado que evaluar no es calificar y cada vez voy conociendo más instrumentos y metodología para que así sea. Gracias a todos los que enriquecéis la comunidad docente compartiendo vuestras experiencias.