Continuamos avanzando en el MOOC AbP INTEF y tras exponer qué es y el porqué de lo que se ha denominado socialización rica se nos solicita una reflexión sobre nuestras experiencias al respecto.
Al carecer de experiencia continuada como docente, la reflexión que comparto se basa en tres fuentes: mi experiencia como alumna, mi experiencia como docente, breve, al ser por el momento tan solo en las prácticas realizadas en mi formación como tal, y las ideas que me han sugerido tanto mi formación anterior como los aportes de este curso concreto.
Como alumna, carezco de referente ya que la instrucción recibida fue siempre directa, donde los alumnos éramos el receptáculo del saber que se nos ofrecía y donde la cooperación solo era posible en las raras excepciones en las que se nos pedían trabajos en equipo, donde quien no estaba dispuesto a colaborar tenía su más preciada oportunidad para esconderse tras el grupo, lo que solía suscitar suspicacias que restaban motivación. Al final el objetivo era invariablemente una calificación, por lo que la implicación era modesta salvo para quienes su nota era su más preciado bien.
Ya adulta, muchos años después de esas experiencias, he comprobado (siempre en mi experiencia personal), que las cosas han variado poco: la calificación es el objetivo a pesar de que en los currículos y, en el mejor de los casos, en las programaciones se habla de educar en valores y de formar ciudadanos. Pero la ruptura entre esas buenas intenciones recogidas en los prefacios de leyes, programaciones, curriculos… antes de detallar los contenidos y la importancia que les sigue concediendo a estos permanece invariable.
Seguimos (y digo seguimos, ya que aunque aún no sea docente en activo me considero parte de la comunidad educativa) priorizando el individualismo, la competitividad, el «resultadismo», la penalización del error sin considerarlo parte del aprendizaje… y eso no forma ciudadanos, ni refuerza comunidades, ni procura la felicidad desde el sentimiento de pertenencia al grupo sintiendo la solidaridad como componente indispensable de cohesión.
Pero la cuestión quizá más difícil es el cómo llevar a cabo esa socialización rica para que el aula, el centro educativo, esté inserto en su comunidad y sea fuente de satisfacciones para quienes trabajan dentro (alumnos, personal no docente, docentes) y preste un servicio tangible a la sociedad, más allá de la mera formación académica. Una de las formas es, indudablemente, el ABP ya que bien gestionado crea un camino bidireccional y circular en el que todas las partes cooperan, se enriquecen mutuamente y hacen del centro, de la Educación, una institución viva y cambiante, capaz de generar ilusión y valor añadido a todo lo que salga de sus paredes. Si es capaz de ser un laboratorio de ideas, de dotar de responsabilidad y de motivación, de dar rienda suelta a la creatividad de los niños y jóvenes y fomentar el valor de la cooperación, ofreciéndoles orientación y apoyo y haciéndoles ver que son protagonistas en ese proceso de su propia educación y no solo que han de cumplir las expectativas puestas en ellos, la socialización será uno de los recuerdos que guarden en su etapa adulta.
Asimismo, la cooperación entre profesores enriquecería la práctica de todos. Pero aún hay mucho camino que recorrer. Durante mi estancia en en centro donde desarrollé las prácticas no vi proyectos encaminados a los movimientos hacia fuera y hacia dentro del aula. No se consideraba prioritario que se desarrollen competencias inter e intra personales, ya que la presión curricular todo lo acapara y la creatividad para conciliar todos los objetivos era el gran ausente.
Creo firmemente en que la escuela es el espacio de socialización por excelencia y es donde nos empezamos a formar como miembros de la comunidad, más allá de nuestro núcleo familiar, por lo que las barreras han de tornarse puertas abiertas, invitaciones permanentes de cooperación. Sin embargo, creo también que hay un importante esfuerzo por hacer. Tal vez por falta de formación, por estar acomodados en las prácticas docentes que se conocen, por la presión de las instituciones y de las familias hacia los resultados… aún no se valoran suficientemente estas otras formas de enseñar y de hacer del aprendizaje una experiencia viva y social. Ese es un importante reto que los docentes del aquí y ahora han de asumir. Y este MOOC es una prueba de que el cambio ya esta en marcha. Que las próximas generaciones recuerden su paso por la escuela como una experiencia enriquecedora será un éxito común que revertirá en toda la sociedad.